miércoles, abril 15, 2020

EN COMÚN

He escuchado diversas creencias sobre el virus: que nos espera en la vereda, pegado como la mugre agazapada; que está en el aire, bifurcándose con el vaivén del viento; que es un bicho o que es una especie de castigo "del señor". Lo cierto es que no conocemos bien su origen, pero si su poder, su despliegue y el potente impacto que genera en la economía.

De noche, cuando todos se han dormido, salgo al patio y junto a Kimba, mi perra, hemos visto la noche pasar despacio, ridículamente despacio. No hay ese murmullo de gente arrastrando los pies. No hay ese olor a trajín. No hay la sensación de apuro. No hay más esa prisa. Lo que hemos conocido desde siempre como vida hoy no está.

Y posiblemente esa sea la mejor contradicción para nuestra forma de vivir. "Cuando esto pase", dicen todos, luego de proyectarse en el futuro, "voy a hacer..."
Todos vamos a hacer algo, indudablemente. Seguiremos con nuestro trabajo, ella con el suyo, usted con aquél, todo volverá. Lo central es que "cuando esto pase" no contemos la anécdota burlona de cuántos días estuvimos encerrados, sino que entendamos al fin, a la mala, que debemos cambiar.

La noches terriblemente quietas volverán a agitarse. Nos lavaremos un poco mejor las manos y el problema será, (ojalá me equivoque) que terminaremos gastando más agua. Usted volverá a ver noticias de otra cosa y pensará en lo difícil que la deben estar pasando aquellos y sanseacabó.

Pero quiero creer que saldremos más conscientes con nuestro entorno, medianamente responsables y apenas algo sensatos en cómo afectamos con nuestra rutina a la vida y solo así aprenderemos la lección.

11:41 p. m. Es difícil encontrar una canción para este momento. En la tele y la internet solo se habla de cuántos más hay con respecto al día anterior y parece que solo será cuestión de tiempo para que el virus entre en nuestras casas sin ser visto.

No somos, probablemente, más que nuestros pensamientos de noche. A lo lejos algunos perros se comunican entre sí.

11:46 p. m. El cielo me permite contar algunas estrellas, al fondo de la luz artificial que proponen los postes que no iluminan el camino de nadie. ¿Cómo nos mirarán las estrellas? Quizá como nosotros a ellas, como puntos a lo lejos. Visto desde arriba o desde abajo, todo da igual. Las sombras que proyectamos no son las que solían ser. Hemos perdido o quizá estemos ganando algo que apenas sospechamos. El gran respiro que se toma el planeta de nosotros ha pasado a ser una bocanada amplia, soberbia y rotunda...

12:03 p. m. Muchos hablan, hablamos de extrañar. Y posiblemente antes atendíamos a la razón de imaginarnos que quien ocupaba nuestra mente estaba haciendo algo diferente, pero ahora no. Ahora podemos tener la terrible certeza que no. Todos estamos extrañando lo mismo, de distinta manera. Lo que nos separa es lo mismo que nos une: el deseo de ir a trabajar, de sentirnos útiles, rodeados. Y están los que añoran la sonrisa cómplice que acelera el corazón. Hoy todos extrañamos...

No hay comentarios: