martes, julio 26, 2011

YO EN LA VIDA

Hace quince minutos y apróximadamente treinta y tantos segundos me puse a pensar en mi vida; en lo que he hecho de ella y en lo que aún no hago por hacerla mejor, viniéndose inmediatamente a mí un sinfin de cuestionamientos, poco filosóficos, por cierto; pero como les decía estoy pensando en mi vida...

Es fácil que digan de mí los que me conocen que soy un hombre hecho y algo encorvado al andar, pero lo que llevo adentro, es, hasta para mí muy difícil de dilucidar; de pequeño solía ver al mundo de una manera muy, pero muy particular llegando a ser desde despistado para despistar hasta temeroso, preguntón y valiente a gotitas aunque finalmente vivía esperanzado en un rinconcito donde no había nadie más que yo. Hoy, a diferencia de antes, soy menos preguntón, pero sigo siendo algo despistado para con mis señales, tanto así que cuando me senté frente a la computadora estaba decidido a escribir un post sobre las fiestas patrias... y aquí me tienen, intentando contarles algo de mí que no sea mucho.

Pienso que el mundo está lleno de intrigas y es más, creo que soy una de ellas. Cuando intento escribir cosas que no siento como algunas tareas vanas, éstas no me nacen, sino todo lo contrario, siento que las eructo. Con el correr del tiempo me he vuelto sarcástico y en algunos casos insolente, bueno, esas son las palabras de mi mamá cuando intenta compararme con el Klancy de ayer.

Hay tantas cosas que quisiera decirles, pero no siento que sea el momento, Sin embargo, les puedo dejar la frase que hoy le da sentido a mi vida:

"Lo que distingue a un hombre insensato del sensato es que el primero ansía morir orgullosamente por su causa, mientras que el segundo aspira a vivir humildemente por ella".


En fin, ya fue suficiente desvarío por una noche.

sábado, julio 09, 2011

EL RESFRÍO DEL CORONEL

Sobre una base de mármol que mide dos metros está. Dorada, seria e imponente se ve en el centro de la Plaza de la Bandera de Supe Puerto su figura. Francisco Bolognesi da la bienvenida a toda la gente que quiera conocer el distrito porteño por pintoresco y tranquilo, sin igual.

Son las 3:05 pm y el sol le da en el lado izquierdo de la cara al coronel, pero no se molesta. Ya está acostumbrado… 3:15 pm y vamos diez minutos mirándonos fijamente, como si nos estudiáramos. Me acerco. Lo rodeo y de tanto darle vueltas para escrutarlo me recuesto en la base que lo contiene. Siento un hilito de voz que dice “más allá, joven, éste no es sitio para recostarse” Lo mismo dígale a ese mosquito que se le paró en la nariz Sr. Bolognesi, dije sin pensarlo. “Aaachis” ¿No le incómoda el mosquito, coronel? “Un poco, pero eso a usted no le importa”. No se moleste, sólo era una pregunta.


Me imagino que estará acostumbrado a soportar peores cosas. Es que estar siempre en el mismo lugar implica que vea, sienta y huela cosas poco agradables. “La verdad, sí, y lo peor que he visto fueron los accidentes en la curva, si usted supiera”

Ya lo creo, pero dígame, ¿cuál ha sido el accidente que más lo impresionó?

“He visto cientos de accidentes de esas máquinas con ruedas, que ustedes llaman automóviles, pero el que más me impactó fue el choque entre un ómnibus de Civa que iba hacia el sur y un camión que iba rumbo al norte. 36 muertos hubo, al menos eso oí decir a la gente; yo vi el accidente y hasta grité para que hicieran algo, pero no sirvió. Se chocaron y murieron peruanos. Sin embargo, lo que aconteció luego fue más penoso, porque los que estaban cerca se acercaron no para ayudar, sino, para saquear lo poco que había quedado…”

Qué lamentable, Coronel. Usted está aquí desde hace tanto tiempo que ni sospecho cuánto habrá visto; por cierto, ¿desde cuándo está aquí? “Desde el 07 de junio de 1962, joven, ése fue el día que inauguraron la plaza en honor a mi desempeño, en la batalla de Arica, cuando mis soldados y yo decidimos quedarnos para enfrentar al enemigo hasta quemar el último cartucho”.

Hace tiempo que no oía esa frase. Y perdón por seguir con mis preguntas, pero me es inevitable... Ya que hemos hablado de lo más lamentable y feo que ha visto, supongo que también debe haber visto algo bueno en tanto tiempo. ¿Qué ha sido lo que más despertó en usted admiración? “Lo que más me llenó de emoción fue ver como los porteños se unieron cuando hubo un terremoto, allá por 1966; se salió el mar y cientos de personas se quedaron sin hogar. Lo gratificante fue ver a peruanos de bien darse la mano y salir adelante, de a pocos. ¡Aachiis!

Luego de hablar parece que su rostro ha cambiado; que sus palabras están cargadas de esperanza y que su bigotito se movió para dar paso a una sonrisita de complacencia.

¡Salud, salud! Vaya, por lo que veo está resfriado, seguramente por el frío que hace en las noches. “Sí, joven, lo que pasa es que a muy pocos les interesa cuidar el pasado, principalmente a los jóvenes…”

¿Usted cree? Pero hace poco, en el 2007, cuando era alcalde el Dr. Enoch Sánchez Prudencio, se remodeló la plaza y a usted se le dio una manita de pintura, que ya quisieran otros bustos. “Ja, ja, ja, no me refiero a eso, lo que quiero decir es que ya nadie valora el patriotismo, la identidad nacional. No es por gusto es que en todos los años que llevo aquí, solo una persona ha hablado conmigo. Usted… ¡Aaachis!

Tiene razón, Coronel, es un problema endémico de la sociedad. “Efectivamente, dígamelo a mí, que en la batalla de Arica pague con mi vida la cobardía de muchos. ¡Aaachis!”

Las horas han avanzado sin darnos cuenta ni proponérnoslo hemos hablado acerca de lo bueno que tiene el Perú de ahora y el de antes.

El reloj marca las 6:05 pm y el sol último de la tarde se hunde, proyectando en la plaza la sombra de Francisco Bolognesi, haciéndolo grande, inmenso y fugazmente eterno. Entonces, vive, respira y a veces estornuda.

Hasta la próxima, Coronel.