lunes, febrero 04, 2013

Sin reclamos



A veces sentía en la mano derecha una sensación de calor que vaya si le molestaba. Solía decirse con llamativa gravedad "Carajo, otra vez". Van a pagar, seguro te va a caer plata; no te hagas tanto problema, le decían los que querían verlo bien. Esas cosas pasan, compadre...

Daniel era un tipo confiable, despreocupado y capaz de afrontar las ocupaciones diarias sin molestarse es lo más mínimo. Era conocido por los demás por su desapego hacia lo material. Un buena onda, hubieran dicho sus colegas si se les preguntaba con la mirada. Dos veces en su vida tuvo problemas, la primera por homonimia y la segunda porque se hizo el gil. No se le conocían familiares. Ni una foto de la mamá o la novia en el escritorio - Nací solo, manito, dijo alguna vez.


Cuando había alguna conversación trivial o deportiva, como se acostumbra en el ámbito laboral, Daniel participaba con resuelta viveza y en ocasiones sus sentencias eran acatadas como opinión grupal. Todos creían que este trabajo era el principio de la escalera que recorrería con éxito"el gran Daniel". A él le hubiera gustado proyectarse, verse a sí en el futuro como lo hacían los demás, pero no sabía, no podía mirar para arriba. Con esa extraña costumbre se fue haciendo hombre, si es que se le puede decir así a lo que hizo.



Continuará...