domingo, abril 28, 2013

(Sin título)

Hasta que tenía que llegar el momento, manito, se dijo aquella mañana...  - ¡Un gran hombre, carajo!  Ese que en el día más lento de otoño diga con el viento en la cara la frase más segura: "desde que yo soy yo..."

No es necesario pensar en la fecha o tan siquiera si será poético, bastará con el reflejo de la memoria en el corazón para que la tranquilidad y de alguna manera la conformidad lo haga suyo. Para qué sonar a denuncia o a renuncia; - nada de tonterías, flaco. Lo que te tocó, te tocó y aquí estás abrazando la modorra de los días felices y redondos, como tu barriga de buena gente. Un cigarrillo quizá; tal vez un pensamiento en la vereda. En fin...


Es bastante sencillo imaginar cómo serás: un gran hombrecito y luego un tipazo. Al principio, cuando veas la vida con esos luceritos que te dará tu mami notarás que haces felices a muchas personas. Tu mamá y yo te pensamos a diario con un cúmulo de sensaciones nuevas, bonitas y emocionantes.  Eres, para serte sincero, el regalo de nuestras vidas.

Muchas personas dicen que la vida en el momento menos esperado te pone a prueba y te muestra un camino o al menos la señal de uno. Tú eres el principio del sendero que la vida nos ha mostrado a tu mami y a mí para ser mejores personas. Significas todo lo que queremos y todo lo que no conocemos. Contigo aprenderemos tanto, quizá más de lo que podamos enseñarte algún día. Esto se llama así, aquello no se toca, eso es bueno. Todo eso te diremos y en cada paso estaremos para decirte al oído despacito, a modo de caricia que te queremos, hijito.

Durante estos meses he sentido como te mueves en la barriguita de tu mami. Ella siempre dice: Ay, cómo se mueve… y me lleva hacia ti creando entre tú y yo una conexión que durará nada más y nada menos que el resto de nuestras vidas. Te quiero mucho, tu mami lo sabe. Mi corazón te siente y mi mente la ocupas como ningún ser lo había hecho. Es curioso, pero ha sido necesario decir eso para entender que todo se resume en tu venida. Ya falta poco para que nos conozcas. Tu mami y yo no pararemos de darte lo que tenemos y de inventar lo que nos falte para que seas feliz. Ya te darás cuenta que todos buscan esa palabra. Todos buscan escribirla para sentirla y sentirla para escribirla. El día que veas la luz y salgas del cómodo vientre de tu mami harás de mí el hombre más feliz que pueda haber. De ella, tu mami, la mujer más bella y la más contenta.

Espero, de todo corazón, darte alguno que otro buen consejo. También espero tener contigo una sonrisa cómplice a diario y un buenos días que me empuje a buscar en mí lo mejor para ti.
Te llamarás David, aunque eso ya lo sabes, siempre te decimos por tu nombre...