viernes, julio 26, 2013

Go!

- Cierra los ojos, descansa papito... Y se despidió dejándole un beso de esperanza en la frente.

- Habrá que soñar con los angelitos, se dijo como tantas otras veces.

Luego de unos minutos, que no midió, movido por su invocación que sonaba más a resignación empezó a preguntarse por qué se decía "soñar con los angelitos" si no sabía que era exactamente soñarlos, tan siquiera soñar...

Recordaría esa noche con una lucidez terrible por el resto de su vida. Había comenzado ahí a intentar resolver los asuntos del descanso de los vivos, aunque así, sin saberlo, empezara a encontrar indicios de otro descanso. Ni él mismo hubiera sospechado lo infausta que fue la mañana siguiente. Su madre no estaba. Sentía frío y se acogería a las plegarias mecánicas por siempre. Todo lo que conocía no se encontraría ante él jamás. Ni un terrón de azúcar paladearía otra vez.

Nervioso pero llevado por la fascinación del miedo recibió el nuevo día. Andaría en el limbo de la escasez infinita y de la mezquindad, donde viven, si se puede llamar a eso vida, los que terminan en los días sin principio ni final.

Su nombre lo recordaba y su pasado, intacto en el anaquel de la nostalgia, lo sentía vívido, reluciente, perfecto en cada detalle: pasos, comidas, voces, olores. Podría decirse que eso lo contentaba.

En cambio las tristezas, que contaba por docenas en su corta vida las había olvidado y tenía en la memoria palabras sueltas, tonterías como waterprof, suculento y agua. A tientas, con prisa y sin fe resolvió que tenía la misión de volver; se lo merecía, al fin de cuentas era joven. Miraba sus pies y una palabra le comía la garganta: auxilio. Levantó la vista y se fue de bruces. Su boca se abrió como cuando gritaba gol entre amigos y sin creerlo observó emocionado pero con miedo, como sus  labios se movían delineando oes sin emitir sonido.

A su al rededor era todo pálido. Los colores no eran tales y su memoria fotográfica puso, con admiración, los datos de formas y contrastes en el panorama. Formidablemente estaba tendido mirando sin ver lo que antes llamaba cielo.


STOP.

martes, julio 09, 2013

Mientras escribía pensé.

Claro, claro… partiendo del hecho, siempre empezando desde ahí…

Habrá que comenzar a hablar sin tapujos y creer que todo tenía sentido desde el principio, que nada era una quimera del destino… Y ¿entonces? Claro, claro, para qué empezar a hacer  preguntas absurdas que no llevan a nada; al contrario, confunden, manito.

Una buena canción es muy necesaria, vaya si lo es; sino cómo empezaríamos a contar la historia tantas veces mal dicha y cientos de veces cambiada según el interlocutor…

Escribiendo tonterías hemos de darle inicio a este ensopado de mierda que algunos entenderán como vivencia neta y fidedigna del camino que es la vida. Un día un profesor de  matemática, malísimo él, me dijo que la vida nos daría golpes tan duros que recién ahí empezaríamos a darnos cuenta de lo que es este andar que no se entiende hasta que uno empieza a ganar buen dinero y dice: me costó trabajo.  Lo importante no es cuánto costó ni que este texto tenga sentido; al contrario, lo sustancioso es que lo que se diga en adelante, como en la vida misma, que obtenga entonces un  verdadero sentido poético y alucinógeno con una piza de pura y solemne de buena suerte. - ¿Qué es esa palabra colega? Bill Gates dice que es estar en el momento  y espacio adecuado. En fin… tiene dinero y eso le resta méritos para esbozar una sentencia tan rotunda de momentos y espacio, - ¿qué sabrá ese huevón?

Ya, está bien, no es necesario rodear tanto el asunto que mueve este post, que por cierto no es más que un cúmulo de ideas revueltas que no ayudan a nada… Todo se supone nos cuesta. Nada es fácil. Todos los caminos conducen a Roma. Tanta tontería, muchachos… La vida empieza cuando la creemos terminada y para sonar elegante: fríamente anestesiada…

Contar una historia que tenga un buen desenlace y una trama respetable, de esas que se merezcan un premio, aunque sea de alguna escuela mal hecha y remendada, compadre; ahí está la plata, la fama, la cochinadita, la huevadita en su más baja representación.
Juan salió de la casa de María y dijo que sería un día fantástico; lástima que en Paris un huevón estornudó y todo se le fue al carajo al buen Juan… En fin, cualquier hecho puede justificar un final inesperado pero que venda…

Dale de nuevo: Juan salió de la casa de María y dijo que sería un día fantástico ¡provecho, Juancito!  Antes de contar el final hay que ser precisos en administrar los hechos y configurar meticulosamente los antecedentes que no adelanten ningún suceso que al lector le diga “listo, este Juancito, la hizo”.

jueves, julio 04, 2013

No hay que perder la Intención

Partiendo del hecho de ser especialmente innovador para los jóvenes me propondré hacer un artículo que no parezca refrito y que, por sobre todas las cosas, estimule el espíritu del lector. Algunos pocos dudarán de su conciencia “si todos lo hacen” y otros pocos, que no son muchos dudarán del poder de su mente. Está bien, jóvenes, no se hagan tanto lío. Para qué estar preocupado del qué dirán y otras tonterías. Vivir, vivir, ese es el negocio muchachos.

Nos tiene que mover una intención de índole nacional que le dicen, para verdaderamente darnos cuenta de que la estamos pasando bien.  Parecer inteligente alcanza para engañar al que le controla la cabina de Internet. En fin…

Ahora es el momento de cambiar el rumbo de nuestras lamentables vidas. Sí, ha llegado la hora.  Escribo para usted amable lector que ya soportó dos párrafos de mala ironía. ¡ADELANTE! ¡EMPECEMOS! Dicen que siempre es importante utilizar los signos de admiración en un artículo de este tipo. Se animarán los que leen, vi en una separata fea hace poco.

Salga de su casa y a cambiar de su vida. Deje de hacer lo que diariamente hace; evite caer en el sueño de la flojera, despiértese antes de la hora pactada con el reloj. Lea para que no lo jodan y opine aunque tenga miedo. Mírese con gesto de capacidad. Ayude viejitas a cruzar la pista. Revise meticulosamente la fecha de caducidad del Doritos. Acomode y no sea comodón. Créase lo que su coraje le mande y apague la televisión. No la prenda nunca.

Internet es mejor, la pornografía libera algunas tensiones. ¡Adelante! ¡Es ahora o nunca! No hay que perder la intención.